sábado, 12 de septiembre de 2015

Movie Critic: Maze Runner Prueba de Fuego

La segunda entrega de la popular trilogía de novelas para adolescentes esta aquí...y no es ni esa ni aquella ni la otra. Es Maze Runner, la relativamente nueva franquicia de Wes Ball. ¿Vale la pena ir una segunda vez a este universo?

La primera Maze Runner, por más sin sentido que sea el final, era relativamente sólida, tensa, bien dirigida y bien actuada. Al estar comprimida en un ambiente claustrofóbico, el del Área, Wes Ball podía mantener control sobre la historia, los personajes, el suspenso y el misterio, y solo se fue de mambo cuando el guión introdujo un tercer acto ridículamente vacío. En Prueba de Fuego, nos fuimos del Área al mundo. Y que mala decisión.
En esta entrega, el grupo de chicos que conocimos la entrega anterior, liderados por Thomas (Dylan O'Brien) son llevados a una facilidad científica donde parecen estar a salvo de los horrores del Área y de la malvada institución CRUEL, liderada por Ava Paige (Patricia Clarkson). En esta facilidad, controlada por el carismático Janson (Aidan Gillen) todo parece ir bien, hasta que Thomas comienza a notar la ausencia de Theresa (Kaya Scodelario), la única persona con la que Thomas comparte un pasado distante, y pronto conoce a Aris (Jacob Lofland), un chico muy raro que parece saber que esa facilidad no es lo que parece ser. Al descubrir que la facilidad es, sin embargo, otra rama perteneciente a CRUEL, el grupo de chicos se escapa al mundo, donde serán perseguidos por militares, zombi...digo, cranks, y tal vez el peor enemigo de todos, la pubertad.
Chicos mueren, cuerpos caen, zombies hacen ruidos raros, pero todo el misterio desapareció. Esto no significa que la película no deje dudas, no, no. Las deja. Muchas. No contesta casi ninguna pregunta planteada por el final de la primera entrega, y agrega unas más, todas listas para que el año que viene se pague una vez más la entrada para ir al cine a ver la conclusión. Y esto no empieza a describir los problemas que tiene Prueba de Fuego.
Es una película entretenida. 2 horas y 10 minutos, sin humor y con escenas de más pueden hacerse bastante densas, pero la película tiene varias escenas de suspenso que hacen eco a la primera. Es también interesante como zafan de ser para mayores de 16, empujando su actual clasificación al límite. Hay bastante violencia, e incluso una secuencia en una fiesta que incluye sustancias alucinógenas y momentos bizarramente sexuales. Wes Ball logra tensión cuando quiere, pero al expandirse el mundo, y al ser el argumento más ambicioso, los personajes quedan delgados como agujas en un frustrante pajar.
Dylan O'Brien es un actor que está bien. En estas películas se corre mucho, y O'Brien corre de la manera más ridículamente exagerada que he visto en varias películas. Aletea sus brazos de forma enorme, a veces sin razón alguna. Kaya Scodelario es bonita, pero no logra más complejidad emocional que Kristen Stewart en Crepúsculo (Lástima, que por la trama de la película, se nota que es uno de los personajes más complejos del elenco). El resto de los chicos son tan olvidables que ni me voy a tomar el tiempo de mencionarlos. Incluso la adición más interesante a esta secuela, Aidan Gillen, hace un villano patéticamente inútil que se disuelve constantemente en el fondo.
Bueno, es mejor que Insurgente, la otra segunda entrega adolescente que tuvimos este año, pero Maze Runner ni se acerca a las alturas de Los Juegos del Hambre, y mucho menos Harry Potter. Si esta segunda entrega demuestra algo es que va a haber una tercera...y nada más. Que sorpresa, ¿no?

Nuestra Opinión: 5/10


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