La primera mitad del 2018 estuvo medio floja en cuanto a los blockbusters, pero salieron un montón de películas de autor valiosísimas que ningún cinéfilo debe perderse: Oscuras y brillantes, simultáneamente ambiciosas e íntimas, te traemos las 10 películas que más nos cautivaron esta primera mitad del año.
Pensábamos que 2017 había sido un año espectacular para el cine "raro", fuera de la norma, pero creo que 2018 va camino a superarlo. Si hay una palabra que define lo que fue el cine de este año hasta el momento es "autor", filmes con sellos extremadamente personales, que parecen firmados, para bien y para mal, con nombre y apellido. Es como si en una industria cada vez más dominada por la "franquicia", los cineastas se revelen buscando en su interior historias y filtrandolas a través de paralelismos complejos: Filmes extremadamente íntimos sobre miedo (La Reina del Miedo), duelo y enfermedades mentales (El Legado del Diablo), infidelidad y filosofía existencialista (Aniquilación), el sistema político actual y la inmigración (Transit), entre muchísimas otras temáticas exploradas en filmes casi ensayo, y otros proyectos que rebozan de auténtico estilo propio y peculiaridad (Wes Anderson, Cory Finley, entre otros). Es un año excitante para cineastas que recién empiezan o que apenas hicieron una o dos películas, un año para las nuevas voces con algo que decir. Y repetimos: Las mejores películas de este año son gloriosamente "raras", inusuales, a veces brillantemente simples en lo inventivo y otras veces admirablemente ambiciosas. Aquí te contamos, en ningún orden particular, las 10 películas que dejaron la mejor impresión en lo que va del año.
1_ Aniquilación (Annihilation, DIR: Alex Garland)
Una de las grandes injusticias del 2018 es no haber podido disfrutar de Aniquilación en los cines argentinos, como debería haber sido exhibida. Sin embargo, el lado lleno del vaso es que está incluida en el catálogo de Netflix como "contenido original" y podemos verla cuántas veces queramos, y créanme cuando les digo que van a querer ver Aniquilación más de una vez: Garland sigue su magnífica opera prima como director, Ex Machina, con otro ambicioso filme de Ciencia Ficción que cruza indiscriminadamente al territorio de lo abstracto y lo metafórico, en la vena de filmes como Primer o Under the Skin. Es una historia con un núcleo personal, que trata sobre el efecto de la infidelidad en un matrimonio, sobre la duda existencial que proviene de una enfermedad oncológica, sobre duelo y tragedia en sentidos pequeños y grandes, sobre la doble personalidad que surge de aquellas etapas de tristeza y rencor y millones de pequeños temas que se unen el uno al otro en un guión digno de un análisis intensivo. Es también una película que bordea los límites del género terror, con imágenes que son difícil de sacar de la mente.
Está disponible para ver en Netflix.
2_ Los Falsos Tatuajes (Les Faux Tatouages, Dir: Pascal Plante)
El debut del canadiense Pascal Planta es una indudablemente dulce y trágica historia de amor/coming-of-age del estilo más "crowd pleaser" que uno pueda imaginar. Los personajes rebozan de empatía y alma, sus conversaciones intoxicantes, similares en muchos modos a lo que logró Linklater con la trilogía Antes: Los personajes se enamoran, y nosotros nos enamoramos de ellos. Más que nada, Los Falsos Tatuajes es una celebración de la adolescencia corriente. Los personajes no son adolescentes extremadamente peculiares, no son víctimas ni villanos, son gente transcurriendo una etapa universalmente bella y enriquecedora, incluso en los momentos que duelen. Genial, especialmente, la actuación de Rose-Marie Perreault.
3_ El Legado del Diablo (Hereditary, Dir: Ari Aster)
Otro hito de género de la productora A24, y un debut que va a dejar boquiabierto a más de un fanático del terror, y del cine en general: Ari Aster pisa fuerte en El Legado del Diablo, una película ambiciosa, perturbadora, técnicamente inmaculada, y en un perfecto balance entre el drama más devastador, el humor negro y el terror puro. Es una película llena de secuencias memorables y de actuaciones magníficas, en especial Toni Colette y Alex Wolff, que estarían más que bien para una nominación a los Oscars (Si es que la "nueva academia" se anima a darle a películas de este estilo una oportunidad). Quizás lo más llamativo de El Legado del Diablo es su presentación, un cruce entre un Christopher Nolan independiente y un estilo muy propio de Aster que rebalsa la pantalla. Es una de las imperdibles del año.
Está en cines en este momento.
4_ Isla de Perros (Isle of Dogs, Dir: Wes Anderson)
Luego de la maravilla técnica que fue El Gran Hotel Budapest, la pregunta era una sola: ¿Cómo puede continuar Wes Anderson con su tan reconocible estilo después de este "pico", sin que se sienta reciclado, sino mas bien que se sienta como un paso más en su evolución como cineasta? La respuesta es perros. Anderson regresa a la animación stop-motion, que tan bien le calzó en El Fantástico Señor Zorro, y hace su proyecto más cinemático hasta el momento; su Dunkerque se podría decir. Un filme que reboza talento detrás de cámara, animado meticulosamente, filmado con un ojo estético de los dioses, con secuencias que quitan el aliento y son hitos históricos de la animación stop-motion. Además, Isla de Perros muestra que el estilo de Anderson todavía no alcanzó el punto de la fatiga: Sigue siendo graciosa, bella, llena de tintes melancólicos, emocionante y tan fácil de ver y visualmente atractiva que quedar completamente pegado a la pantalla con una sonrisa enorme en la cara es una certeza.
5_ La Reina del Miedo (Dir: Valeria Bertuccelli)
Un debut extremadamente personal que retrata a Bertuccelli en una luz completamente nueva: En vez de la figura de alto autoestima que relacionamos con la "tana" de las películas de Súar, nos encontramos con la introspección de una actriz que sufre de ansiedades, culpas y miedos paralizantes. Bertuccelli brilla, por fin moviéndose del papel que sabemos que le sale bien, a algo devastadoramente real y emocionante, quizás su mejor actuación hasta la fecha. Como guionista también es particularmente exitosa: Real, sin golpes bajos, con esa gracia y comedia tan natural con la que la solemos identificar. Como ópera prima, nos deja bien emocionados para el futuro de Bertuccelli en el cine de autor, y es en lo que va del año, la mejor producción nacional que pasó por los cines.
6_ Un Lugar en Silencio (A Quiet Place, Dir: John Krasinski)
La "otra" película de terror que revolucionó el 2018 y que ya es un clásico del género en su forma contemporánea: Un Lugar en Silencio toma un concepto simple (Un mundo en el que no se puede hacer ruido, o se muere) y lo estira a un filme tenso, terrorífico, emocionante y capaz de entregar esa adrenalina que tanto se ha perdido en el cine taquillero. Krasinski brilla como director en su segundo filme, demostrando un perfecto control sobre la atmósfera de la película y la progresión del guión. Hay guiños a Hitchcock, a Alien, a The Descent, pero su peculiar premisa es capaz de diferenciarla por si sola como una pieza completamente original. Excelentes actuaciones de todo el elenco, y un tercer acto que es capaz de hacer lagrimear a más de uno (Si, lagrimear en una película de terror, a ese nivel llegó el género que más creció en calidad desde el 2010).
7_ Thoroughbreds (Dir: Cory Finley)
Una comedia negra que demuestra una vez más que en el 2018, el reflector lo ambicionan los cineastas debutantes: La ópera prima de Cory Finley es una comedia negra adolescente a lo Heathers, pero con una elegancia y un distanciamiento formidable en su ejecución propias de un cineasta como Michael Haneke o Yorgos Lanthimos. Olivia Cooke, Anya Taylor-Joy y Anton Yelchin (En su último papel cinematográfico) están excelentes, y el filme está meticulosamente pensado de principio a fin, en su delicada paleta de colores, sus flagrantes movimientos de cámara, su ingenioso diseño de producción y vestuario, entre tantos elementos que hacen ver a Cory Finley como un natural detrás de la cámara.
8_ Transit (Dir: Christian Petzold)
Habiéndose estrenado en el Festival de Berlin a principios de año, y pasando por el BAFICI hace dos meses, la nueva película de Christian Petzold (Phoenix) ha polarizado a críticas y audiencias: Quienes la creen casi una obra maestra y quienes la creen un filme inferior y problemático. Yo, personalmente, estoy entre los primeros. Un melancólico y delicioso homenaje al cine clásico, y una forma muy inteligente de hacer alusión a la actualidad con historias del pasado (La película es una adaptación de una novela sobre la Segunda Guerra Mundial, pero en vez de ambientarla en la Francia de 1944 como en el libro de Anna Seghers, Petzold la lleva a los tiempos actuales, con un nuevo gobierno fascista dominando Europa). Es un filme por momentos tenso, pero siempre con un seductor aire romántico del clasicismo, un cruce entre Casablanca y lo mejor de François Truffaut.
9_ Tully (Dir: Jason Reitman)
Si bien Reitman la dirigió, está es una película de Diablo Cody de pies a cabeza: Es su guión más personal, un retrato casi autobiográfico de enfermedad mental y depresión post-parto, y una terriblemente honesta pero dulce y empática disección de la maternidad, con un enfoque más dramático y etéreo que Juno (Junto a Adultos Jóvenes, la otra colaboración entre Reitman y Cody). Theron está absolutamente genial en un rol que demanda mucho de ella física y emocionalmente, siendo literalmente el único núcleo y centro de la película. Pero a través de ella siempre habla Cody, su voz de autora perforando el fílmico y llegando al público como pocos guionistas de Hollywood son capaces de hacer.
10_ You Were Never Really Here (Dir. Lynne Ramsay)
Un perfecto ejemplo de lo que es capaz de hacer al cine de género, en el 2018, un cine brillante y estimulante: La ejecución. La mítica directora Lynne Ramsay regresa con un filme de acción de la vena de Busqueda Implacable, pero filtrado a través de su mirada estilística electrizante y vanguardista: La historia que conocemos, fragmentada y mezclada, haciendo todo personaje y toda línea argumental un rompecabezas por descubrir. Técnicas visuales variadas, juguetonas, que cambian de formato constantemente. Una banda sonora de Johnny Greenwood que es, una vez más, fenomenal, digna de escucharse por si sola. Y como olvidarnos de Joaquin Phoenix, en un rol de culto, brillante, dedicado. Una gran película de una de las grandes cineastas trabajando hoy en día.
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