sábado, 23 de septiembre de 2017

Movie Critic: Viento Salvaje

Resultado de imagen para wind river movieCerrando la trilogía oficial de la "frontera americana" (Junto a Sicario y Sin Nada Que Perder, ambas escritas por Taylor Sheridan), llega el debut directorial de dicho guionista que anteriormente colaboró a grandes resultados con David Mackenzie y Denis Villeneuve.


De la misma forma que Sin Nada que Perder aparentaba ser una mezcla amorfa de Western y película de estafa, pero en realidad era una película sobre grandes bancos y el negocio inmobiliario, Viento Salvaje aparenta ser un policial de grano duro cuando en realidad es una película sobre el abuso de derechos a los pueblos originarios. En un momento en el que nuestro país se ve políticamente conmocionado por eventos relacionados a dicho tema, el trabajo es tan interesante de indagar como una gran iniciadora de conversaciones que como el entretenido y cuasi-pochoclero thriller que también es.
Como todos los grandes policiales, Viento Salvaje empieza con la víctima: Una joven nativa americana, que luego aprendemos que se llama Natalie (Kelsey Asbille), corre descalza en el medio de los fríos e inhóspitos paisajes de Wyoming. Días después, cuando el rastreador y cazador de predadores Cory Lambert (Jeremy Renner) encuentra el cuerpo de la muchacha, se desata una investigación a nivel federal en la reserva de nativos americanos de Wind River, liderada por la agente de la FBI Jane Banner (Elizabeth Olsen), enviada por su cuenta ya que, bueno, las víctimas del pueblo nativo americano simplemente no parecen recibir el mejor de los tratos.
Viento Salvaje es un filme que fácilmente puede caer en clichés; esto no significa que no caiga en ellos. Hay un cierto arco narrativo en el personaje de Cory Lambert que refleja los personajes de otros trabajos del género. Sin embargo, Sheridan, como buen cinéfilo, conoce lo que la gente espera de las películas sobre investigaciones de homicidios y anti-héroes que buscan la justicia por mano propia, y pone su atención no tanto en alterar la fórmula, sino en mantener el ritmo y el tacto del filme consistente, rápido y entretenido. El misterio de Viento Salvaje envuelve al espectador como si estuviera leyendo una novela policial, constantemente moviendo las piezas del rompecabezas, rara vez desarrollando sus personajes más allá de lo mínimo e indispensable. Algunos espectadores exigentes necesitarán más; la mayoría saldrá contentos.
Como debut directorial, Sheridan demuestra especial talento para construir tensión de un segundo a otro de manera vertiginosa. El filme se mueve en constante contracción y relajación, con momentos de paz siendo genialmente y abruptamente interrumpidos por secuencias de acción viscerales y palpitantes. Los gélidos paisajes del filme, por momentos bellamente encuadrados por Ben Richardson, entregan el perfecto fondo sórdido a una historia que se desarrolla desde el comentario social hasta el completo thriller de acción pulsante. El director es también inteligente al custodiar aquel comentario social sobre los pueblos originarios con cierta sutileza, sin que oscurezcan la narración principal pero tampoco desvaneciéndose por detrás: La sombra del mensaje político de Sheridan se hace sentir durante todo el largometraje, como una presencia fantasmagórica que se esclarece hacia el tercer acto.
El debutante cuenta con la ayuda de dos actores que entregan actuaciones sólidas por donde se las vea: Renner se cuida con un proceder sobrio pero de bella profundidad emocional. Olsen logra construir una identidad sólida y entrañable con atención a los pequeños detalles. Una grata sorpresa del filme es Graham Greene como Ben, el sheriff pueblerino de Wind River que otorga ciertos  momentos de humor y acidez, muy bien recibidos entre la austeridad general del largometraje.
Las pequeñas críticas a Viento Salvaje tienen que ver, quizás más que nada, con su falta de sutileza: En los pequeños momentos donde la audiencia tiene que conectar con los personajes, Sheridan toma de nuevo esta posición de perder el menos tiempo que se pueda, llevando a diálogos incómodamente intercambiados y a emociones que no se transmiten. Peor, sin embargo, es el pecado de la excesivamente llamativa banda sonora de Nick Cave y Warren Ellis, por momento pintando un canvas folclórico al filme, y por otros remarcando tanto la situación en pantalla hasta el punto del hartazgo. Estamos hablando de violines chillones cuando los personajes dicen algo triste, o bajos ensordecedores cuando el peligro está cerca, señalando de manera descarada lo que la audiencia debe sentir.
La nieve siempre fue un lugar interesante en el cuál ambientar un policial: Las evidencias quedan enterradas en cuestión de tiempo y los personajes viven situaciones extremas ya de por sí debido a la temperatura. Lo supo Stieg Larrson, lo supo Jo Nesbo y lo sabe Taylor Sheridan. Viento Salvaje parece salido de uno de esos sólidos best-seller de aeropuerto; un férreo thriller que pretende poco y cosecha mucho.

Nuestra Opinión: 7/10

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