sábado, 18 de julio de 2015

Movie Critic: Ant-Man El Hombre Hormiga

La nueva película que termina la fase 2 (o inicia la fase 3, no está del todo claro) de la MCU tiene a Paul Rudd interpretando al más peculiar de los superhéroes.

Si hay algo en lo que Marvel es excelente, por lo menos en mi opinión, es en introducir nuevos personajes y nuevas franquicias en su extenso universo  cinematográfico que parece no tener fronteras. Podemos tomar algunos ejemplos clásicos como Iron Man en 2008, o incluso Thor que terminó siendo, sorprendentemente, una mejor película que la que todos esperabamos. Sin embargo, ambos superhéroes contaban con una extensa cantidad de fans como base de partida. Lo mismo no sucedió con Guardianes de la Galaxia en 2014, que no contaba con una gran cantidad de fans, y sin embargo, la película fue un éxito, y ahora todos estamos esperando la nueva aventura de Starlord, Groot y Rocket Raccoon. Ahora, en su segundo proyecto "arriesgado", Marvel decidió tomar uno de sus héroes más ridículos, en concepto por lo menos. El Hombre Hórmiga. El resultado final es Marvel introduciendo un personaje al universo de manera muy irregular.
Nuestro héroe es Scott Lang (El siempre carismático Paul Rudd), un criminal que también es un padre preocupado. Su oportunidad para redención aparece cuando conoce a Hank Pym (Michael Douglas) y a su hija Hope Van Dyne (Evangeline Lily) quienes lo contratan para que se ponga un traje que lo hace diminuto para que se infiltre a la compañía del malvado Darren Cross (Corey Stoll), quien quiere vender un traje similar de forma masiva como arma.
Durante la primera hora y veinte de la película, resulta casi irónico que Edgar Wright iba a dirigir esta película, pero se termino yendo debido a sus desacuerdos con Kevin Feige (El jefecito de la MCU) sobre como la película debe encajar en el universo (Wright quería hacer una película que quede por su cuenta, y Feige exigía que sea un capítulo más en el universo cinematográfico que estaban construyendo). Entonces, el director británico conocido por su extremadamente bien manejo de la acción (Vean Scott Pilgrim vs El Mundo si no me creen) y su clásico humor bizarro (Dirigió y escribió La Trilogía Cornetto) fue reemplazado por Peyton Reed (Si, Señor). La primera hora y veinte, por lo tanto, se siente extremadamente fuera de foco. Hay algo de humor, pero la película no parece ir para ningún lado, y las escenas parecen pertenecer a distintas cintas. Ni hablar de que su peor pecado es que la introducción es aburrida, densa y larga, de tal manera que Ant Man comenzó a dejar un gusto amargo en la boca. Sin embargo, los últimos 40 minutos de la película demuestran el potencial que tiene el superhéroe, con una batalla final que es tan imaginativa como original, y una vuelta de tuerca que apunta más al humor en vez de al drama familiar de Lang, que es bastante cliché.
Hablemos de Rudd. Rudd es increíble en todo, y hay momentos de Ant Man en el que su estatus de super-estrella y de chistoso carismático le sientan muy bien, pero creo que Reed y sobre todo el guionista Adam McKay (Que trabajó con Rudd en El Periodista) no saben muy bien como tomar provecho de su carisma por la mayor parte de la película. Sobre todo en el inicio, pierden tiempo introduciendo el trillado arco emocional de Rudd y su relación con su hija. Douglas esta bién, pero su personaje es también extremadamente cliché. Y ni hablemos del villano, que es extremadamente obvio y predecible en el peor de los sentidos. Sin embargo, el elenco no termina ahí, y viene el angelito de la película: Michael Peña. Peña no es gracioso...es desopilante, y le entrega una buena capa de frescura e irreverencia a una película cargada de pesadez y monotonía.
Las escenas de acción son emocionantes, pero más que nada son originales, especialmente una final en la que el tren de Thomas y sus Amigos juega un importante papel. Y si bien es fácil pensar en Querida, encogí a los niños al ver a Lang hacerse pequeño y empezar a correr por tuberías y pistas de bailes mortales, esa película es al mismo el último ejemplo que hizo bien el concepto de héroe diminuto...y esa película es de 1989. Además, Ant-man puede controlar a hormigas, lo que le otorga a la película una excusa para alardear sobre sus magníficos efectos especiales (Si pueden verla en 3D, mejor)
Aún así, cuando Ant-Man terminó, luego de sus dos escenas post-créditos a las cuales vale la pena quedarse, no supe muy bien si vi una película o uan capítulo más en una serie de televisión. Lo mismo sucedió con Avengers: Era de Ultron. Es como si las películas de Marvel perdieron ese sentimiento de monumentalidad y ahora se sienten como pasos obligatorios para la siguiente gran batalla, que parece no llegar nunca. Quiero ver más Ant-man, y quiero ver una secuela más consistente que su competente pero irregular predecesor.

Nuestra Opinión: 6/10

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