viernes, 12 de enero de 2018

Movie Critic: Coco


La nueva película del aclamado estudio de animación Pixar explora de fondo la tradición mexicana del Dia de los Muertos, y es la favorita para ganar el premio de la academia a Mejor Película Animada.


Está la infame película mala de Pixar (Cars 2), las películas mediocres de Pixar (Buscando a Dory), las buenas (Up) y las pequeñas obras maestras (Toy Story 3). Si tengo que ubicar a Coco, la decimanovena producción del estudio originalmente fundado por Steve Jobs, Edwin Catmull y Alvy Ray Smith, entre los grupos anteriormente mencionados, la acomodaría entre las "buenas" películas de Pixar.
Verán, en papel, Coco es una belleza: Una carta de amor de los realizadores a su país vecino de Mexico (y teniendo en cuenta la actual situación política de los Estados Unidos, un acto de transgresión hasta cierto punto), con foco en la exploración de la importancia de la música y la muerte para la cultura mexicana. Es una celebración de los rituales que algunos llamarían "paganos" que definieron dicha cultura por generaciones, de las estructuras familiares matriarcales que fueron la norma después de la revolución mexicana de 1910, e incluso de todos los aportes culturales que realizó dicha cultura a la forma de vida americana. Y en el espectro visual, tenemos a nada mas ni nada menos que uno de los mas talentosos equipos de animadores trabajando en la industria ahora mismo. Entonces, ¿qué es lo que le impide a Coco alcanzar la grandeza de los mejores proyectos de Pixar? Ciertamente, es un filme que reboza de sensibilidad y tacto, pero que al mismo tiempo, y sobre todo en sus primeros dos actos, se desmide con el encanto y resulta un poco ingenuo.
Miguel (Cuya voz interpreta un excelente Anthony Gonzalez, si es que tienen la suerte de verla en idioma original) tiene sueños de ser músico: Pasó toda su infancia admirando la mítica figura de Ernesto de la Cruz (Benjamin Bratt), el mejor cantante de la historia de Mexico (Una mezcla de Pedro Infante con Jorge Negrete), y se pasa días escondido en un rincón de su casa, tocando una guitarra que fabricó el mismo, mirando diversos videos musicales de De La Cruz. La razón por la cual Miguel se esconde es porque su familia le ha echado una maldición a la música, y no quieren saber nada con ella. Su tatarabuela, Mamá Imelda (Alanna Ubach), fue abandonada por su marido, que salió al mundo para ser músico, y con tal de proveer para su hija, Coco, Imelda inició un negocio de zapatos que se convirtió rápidamente en una tradición familiar. Hasta el momento de la historia, la zapatería sigue funcionando a puro motor, y la música en la familia continúa estando prohibida. Eso no impide a Miguel que, en un acto de rebelión, se escape durante la festividad del Dia de los Muertos a la plaza de su pueblo, donde se está organizando un concurso de talentos en el que quiere participar, robe la guitarra de Ernesto De La Cruz, y sin querer se transporte hacia la tierra de los muertos, donde vivirá una aventura alocada junto a sus antepasados.
Hay que tenerle paciencia a Coco. El primer acto es bastante pesado, con escena de exposición tras escena de exposición, a medida que el guión no solo nos posiciona en la historia de la familia de Miguel sino que también en la tradición del Día de los Muertos. Incluso, durante el segundo acto, ya con Miguel en la tierra de los muertos, el tono infantil de la película puede resultar levemente irritante. El humor se limita casi completamente al "slapstick" absurdo, y la dirección es lo más exagerada posible, para que los mas chicos entiendan el concepto de la tierra de los muertos sin asustarse o complicarse mucho en su funcionamiento. Puede ser que sea un poco de denso exigirle a una película para niños cierto grado de sutilidad, pero estamos hablando de Pixar, que nos dio filmes ricos en delicadeza y complejidad como Intensamente.
No obstante, Coco es muy sigilosa. En la primera mitad, hubo pequeños momentos donde la cinta coqueteaba con mis emociones, sobre todo en escenas donde una guitarra se está tocando o una canción se está contando. Y luego llega un tercer acto catártico, donde los sedimentos emocionales que la película fue construyendo revientan en un desenlace conmovedor que reduce a lágrimas hasta el más cínico. Ahí uno se da cuenta que ese es el objetivo de toda película de Pixar: Conmover, y Coco es brutalmente exitosa en ese sentido.
La animación es bellísima, las texturas son casi inverosímiles con la realidad, pero la verdadera estrella de Coco es la genialidad de los directores Lee Unkrich y Adrian Molina de agarrarnos desprevenidos en aquel final, y hacernos llorar todo lo que antes no habíamos llorado.

Nuestra Opinión: 7/10

No hay comentarios:

Publicar un comentario