martes, 17 de septiembre de 2019

"Charli" - Charli XCX: Simultáneamente pop y anti-pop


En los últimos años, Charli XCX redirigió su carrera (y el género pop) hacia terrenos impensables para las grandes radios y sellos discográficos. Hoy consolida esa dirección con "Charli", un álbum que desborda autoestima, vulnerabilidad y experimentación, dejando muy atrás sus días de "Boom Clap" y "I Love It".

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“I go hard, I go fast

And I never look back

I go speedin' on the highway

Burn rubber, no crash

Turn the volume up in the party

Put your hands up and dance

Bump, bump in the rave

Go forever and ever”
Con esas “promesas” abre Charli, el muy esperado tercer álbum de estudio de Charlotte Emma Altchison, mejor conocida como Charli XCX. Su predecesor oficial, Sucker, salió hace ya casi unos 5 años, y si bien para Julio del 2015 Charli decía de estar trabajando en un tercer disco que sería “la cosamás pop, y la cosa más electrónica” que haya hecho, evidentemente los eventos no se desarrollaron como se habían planeado.
Charli, en ese momento (2013-2014), estaba en los bordes del estrellato. Su situación siempre fue muy particular: la de una estrella pop “en potencial”. Sus más grandes éxitos de esa época parecen, en cierta forma, no pertenecerle. Está detrás de "I Love It", uno de los himnos fiesteros más grandes de la década de los 2010, pero que fue entregado al dúo sueco de Electropop Icona Pop, ya que Charli parecía no poder reconciliarse con ese sonido. Su feature en la canción de Iggy Azalea, “Fancy”, la hizo un nombre reconocible en las estaciones de Radio, pero de nuevo, en una canción que pertenece oficialmente a otro artista. “Boom Clap” finalmente le trajo éxito mainstream bajo su pseudónimo, pero incluso ese hit fue lanzado como parte de la banda sonora para la popular película “The Fault in Our Stars”, demostrando una vez más una cierta imposibilidad de la artista británica de llegar al público masivo por su cuenta, sin la tutela de otro nombre o propiedad más grande.
Sucker fue un bien recibido lanzamiento estratégico posicionado bien cerca de los apogeos de “Fancy” y “Boom Clap” como para darle a Charlotte una chance de entrar a las grandes ligas del Pop masivo. Y si bien estuvo peligrosamente cerca (“Break the Rules” y “Doing It” probaron ser buenos competidores en las grillas y cartillas de radios), al año siguiente Charli realizó un giro 360 que terminó por alejarla por completo de allí. Se alió con los productores y artistas del emergente sello británico PC Music, particularmente SOPHIE, y lanzó su EP Vroom Vroom.
Vroom Vroom era violentamente distinto a todo lo que había hecho en Sucker. El sonido decididamente avant-garde, futurista y abrasivo del EP seguramente alienó no solo a varios de los fans de su anterior material, sino también a ejecutivos y miembros de la industria que optaron por tomar cierta distancia de aquél tipo de propuestas, y obligaron a que Altchison funde un sello discográfico propio, “Vroom Vroom Recordings”, a través del cual lanzar el proyecto. Sin embargo, Vroom Vroom no mató a “Charli XCX”. Todo lo contrario. El EP de 4 canciones tuvo un curioso efecto sobre su nombre. Ya no más una superestrella pop en potencial, Charli se convirtió en una artista conceptual. Entre raps sobre manejar autos caros y despilfarrar a lo loco, y sonidos que parecían emular sartenes golpeadas con martillos y alarmas de auto, Charli encarnó una estética que desarrolló una especie de popularidad de culto, sobre todo en la Internet. Anthony Fantano, el crítico musical más popular del mundo, nombró a Vroom Vroom EP del año, y abrió el fandom de Charli a un nuevo e inesperado sector de seguidores: los alternativos.
“Alternativo” y “Pop” parecen ser palabras enemigas, opuestas, pero nunca fue ese el caso cuando se habla de Charli XCX. Quizás gracias a su alianza con PC Music, o quizás es algo que siempre estuvo en su interior, pero Charli logró definir una identidad como artista una vez que se divorció de la idea de ser la próxima reina de la radio, y abrazó por completo el mundo de la producción y distribución indie, sin dejar de lado su amor por las estructuras y la dulzura de la música pop.  Se la suele catalogar como una “reina de los gays”, demostrando que su sonido no solo optó un aspecto “nicho” en lo creativo, sino también en la forma en que fue recibido por oyentes que se identificaban por fuera de las estructuras típicas de la sociedad, los fuera de la norma, el público “queer”. En el 2017, lanzó dos Mixtapes, Number 1 Angel y Pop 2, el último de los cuáles se convirtió en un clásico de culto del Pop contemporáneo, con todavía muchos fans proclamándolo como el mejor lanzamiento de la artista. El sonido de los mixtapes anticipó lo que escucharíamos en Charli, apropiadamente titulado ya que es el primer lanzamiento de sello discográfico donde la nueva identidad de Charli XCX se presenta sin ofuscaciones ni diluyentes.
En cierto modo, poco cambió de los días de Vroom Vroom. Charli sigue siendo una campeona canchera en las letras, cantando sobre tópicos tales como fiestas y autos rápidos, aunque de vez en cuando aparece una intimidad avasallante, como en “Gone", en donde junto a Christine and the Queens, parece descargarse catárticamente ante un grupo de personas que nunca la respetaron: “I feel so unstable/Fucking hate this people/How they’re making me loathe”. “Gone” fue el single que convirtió a este disco en uno de mis más esperados personalmente. La única forma de describirlo apropiadamente es como un himno de estadio redondo y perfecto, con una progresión cuantificable, letras memorables y citables, y una especie de desenfado en los vocales producto de la química entre sus dos intérpretes que la hacen adictiva, pegadiza y patética. En el último minuto de la canción, cuando A.G. Cook lleva el instrumental a una especie de manía digital abrumadora, con vocales glitcheados e instantes de percusión digital que repercuten en todo el espectro sonoro, se alcanza un climax auténtico de un himno, como si se tratara del inolvidable acto climático de una pieza de Richard Strauss, en su versión bubblegum pop.
Hay momentos de Charli en donde Atchinson coquetea con el mainstream-firendly: “Blame It On Your Love” es una reversión infinitamente más accesible de “Track 10”, el tema de clausura de Pop 2. A la original se la reconstruye desde la base con un beat medio reggaetonero y la inclusión de un feature criminalmente corto de Lizzo. El resultado es un poco insulso, sobre todo comparado con la rimbombante producción caleidoscópica de la canción original.
“1999”, uno de los dos temas con Troye Sivan presentes en el proyecto, cuenta con la producción de nada más ni nada menos que Max Martin, la mente detrás de los más grandes éxitos de artistas como Katy Perry (“Roar”, “I Kissed a Girl”), Taylor Swift (“Shake it Off”,”Blank Space”) y Britney Spears (“Baby One More Time”, que tiene una referencia en la canción), entre otros tanques de la radio. Es una pieza empalagosa, acaramelada, con un beat dance de base de piano super liviano y efervescente. Funciona, pero funciona incluso mejor con su contracara: “2099”, también con Sivan, y tema de clausura del LP, con una estética muy lejana a su predecesora. Producida enteramente por A.G. Cook, es una rareza que resulta completamente alienígena a primera vista, y que va mostrando tonalidades emocionales con repetidas escuchas. Es una interesante incursión que hace Charli en una propuesta futurística tirando a la distopia, los sintetizadores asemejándose a gritos desolados y a los ejércitos robóticos de Terminator en sus momentos finales
La experimentación es lo que realmente eleva a Charli por sobre todos los proyectos del mundo pop allí afuera, incluso dentro de su propio catálogo. Altchinson y Cook conocen las expectativas que establecieron con Pop 2 y parecen firmes en querer redoblarlas. “Shake It” es una pseudo-secuela de “I Got It”: Cuenta con las mismas artistas invitadas (Brooke Candy, Cupcakke y Pabllo Vittar) exceptuando la adición de Big Freedia. Pero si “I Got It” era una juguetona incursión en el hip hop con momentos de big beat noventoso, “Shake It” es una obra dadaísta que se opone a toda idea de estructura y predictibilidad. En cierto modo, es la canción más anti-pop del repertorio de Charli, inseparable de sus invitados e imposible imaginar interpretada en vivo. Hay una “forma” de estribillo, una “forma” de verso, pero al siguiente minuto, las formas se niegan unas a las otras, y la canción se desarma. Es genial.
“Click”, con Kim Petras y Tommy Cash, vendría a tomar un lugar más cercano estéticamente a “I Got It”, pero en los últimos 30 segundos, Cook arroja a la mezcla una cacofonía industrial tan enorme y agresiva que hasta Trent Reznor se vería intimidado por la monstruosidad de los sonidos. Son momentos como estos que hacen a las líneas iniciales “promesas”. Esto es Charli XCX de aquí en adelante. Por siempre pop, por siempre excéntrica y por siempre “quema llantas”, Altchinson hace una especie de catarsis musical de 50 minutos en donde se entrega por completo a ella misma. Por más que en el álbum colaboren 14 artistas distintos (sin contar a los productores), y por más que haya momentos donde A.G. Cook parece querer robar protagonismo: Al fin y al cabo todo se reduce a una identidad capaz de sintetizar todo ello, una persona con el renovado autoestima de la entrega completa a lo obtuso y lo marginal, por lo menos en el mundo de la música pop.
 It’s Charli, baby.

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